Séptima entrega del e-zine digital off de Periferias, con Capitán Lillo, Hombre Revenido, Octavio Gómez Milián, Lorenzombie, Peibols y Mamen Moreu. No se lo pierdan.
Hoy plato fuerte, Fernando Savater, Chiquito de la Calzada y Joaquín Reyes (con entradas agotadas), calentando motores para el fin de semana.
Esta sección se actualizará en breve, esperemos.
Esta sección se actualizará en breve, esperemos.
Texto de la Tira Cómica realizada por Piter Saura, aparecida en el Heraldo de Huesca, el pasado viernes 23.
1998 · Director: Peter Weir
Reparto:
• Jim Carrey (Truman Burbank)
• Ed Harris (Christof)
• Laura Linney (Meryl / Hanna Gill)
• Natasha McElhone
Guión: Andrew Nicol
Fotografía: Peter Biziou
En la caverna platónica, los hombres como Truman o como nosotros, vivimos creyendo que el mundo es tal y como lo vemos. No hay razón para pensar que no sea así. Si ocurre algo que nos lleve a imaginar lo contrario lo sepultamos en el trastero de la memoria.
Algo similar encontramos en el guión redondo y lúcido de Andrew Niccol. También nos reencontramos con esa fantasía recurrente que todos hemos tenido, la de ser únicos, la de que un mundo falso se tramaba a nuestro alrededor.
Estamos ante una comedia. Pero una comedia muy seria.
La televisión es el medio masivo por excelencia, permite audiencias millonarias y simultáneas. “El show de Truman” es un gran retrato sobre el poder de la televisión, sobre sus excesos. Es el reality definitivo. Un hombre crece ante las cámaras, sin saberlo, viviendo una vida manipulada para brindarle a la audiencia emociones reales, auténticas (true man).
La controvertida elección de Jim Carrey para encarnar a este esclavo hertziano no decepciona, ya sea por la dosis extra de valium que le administraron o porque su registro contribuye a la pátina de irrealidad de su mundo ficticio. Sin embargo, alejándonos varios pasos y viendo la obra en perspectiva, no distinguimos en el retrato la imagen de Truman Burbank sino algo más tétrico: la burda comercialización (geniales los mensajes publicitarios que insertan en su vida), la falta de ética de los productores (el demiurgo Christof como paradigma) y, por último, los espectadores cómplices.
A la gente hay que darle lo que pide, dicen como un mantra. ¿Será cierto?Porque yo nunca pedí que rodaran “El show de Truman” y ahora me encanta.
Cuatro o cinco días
Part.1
Hoy el destino ha cargado su arma.
Hay cadenas que recuerdan... tú ya sabes
no es bueno estar solo en la Estación del Amor
ven a verme algún día a la Estación del Amor
La Estación del Amor (Los Coyotes)
Cuatro o cinco días. Ni uno más. No se puede enumerar las cosas buenas y las cosas no tan buenas en una relación y esperar que compensen todos los desastres. De todas maneras la electricidad de las jornadas debe de ser suficiente. La mochila me pesaba demasiado para las horas que iba a pasar allí, bajé en la estación de autobuses y nadie me esperaba. Pensaba que Elena vendría a buscarme.
Como un sacerdote perdiendo la fe, buscando entre el vidrio un reflejo que convierta tu rostro en algo productivo. Tenía un montón de tarjetas en la cartera y algunas monedas que preferí no reservar para tabaco y sí usarlas en la pérdida más improductiva y sociópata de tiempo que se me ocurrió en aquel instante: las fui cogiendo una a una, la mayor parte de los nombres o las empresas no eran ni siquiera un recuerdo borroso en la mente, simplemente eran palabras, rémoras tibias de la vida que trataba de abandonar. Un mal comercial, está claro, si no eres capaz de retener a tus potenciales clientes, me acomodé junto al teléfono de la cafetería y pedí un té, muy largo, precisé, imagino que voy a tomarme mi tiempo: primer número, decoradora de interiores, Ana Pellejero, qué trataría de comprarme esta mujer, ¿vino? ¿mobiliario de oficina? o quizá trataba de vendérmelo, no sé, marqué el número de móvil: ¿Ana Pellejo? Sí, dígame...es usted una puta. Y colgué. Estábamos en precalentamiento, al principio mensajes cortos y después caldearíamos el ambiente con auténticas conversaciones.
Me tomé una caña con José. Llevaba su cámara de fotos y aún guardaba en la memoria digital una instantánea mía entrevistando a Víctor Coyote. Los dos llevábamos corbata y gafas de pasta. Parecía incluso que jugábamos la misma liga de la autenticidad rockera. Me gustó cuando cantó La Estación del Amor, era un buen tema, aún sin los sonidos sintetizados como cuchillas rasgando una pizarra de la versión original. Octavio, yo vine aquí a hacer unas prácticas, a la harinera, había terminado químicas y bueno, parecía un buen sitio para pasar una temporada. Conocí a Olvido una noche de –fiestas de Huesca- y me quedé a vivir. Es una buena historia José, sin duda tiene mejor final que la mía. Estábamos en la terraza del Casino Mercantil. Como cuando Elena me invitó a conocer a Leopoldo María Panero. Lo llevamos a comer, yo temblaba por una mezcla extraña de emociones, no sé si era la cercanía de su cuerpo, abandonado pero inmune al paso del tiempo o era por la presencia del hombre que creía ser Leopoldo María Panero, el que nos había engañado a todos durante años haciéndonos creer que era Leopoldo María Panero. Elena sonreía mientras yo me escapaba a la barra para echar un tiento de vino, la medicación de aquel poeta le impedía acercarse al alcohol y yo temblaba sin él dentro. Panero tenía la boca abierta y si mirabas en el interior podías ver todos los demonios, era curioso, ninguno trataba de escapar, todos se encontraban cómodos en su interior. Le pregunté por Azazel y por Legión y me dijo que no pensaba incluirlos dentro de su reciente tratado sobre la esquizofrenia.
La expresión "pin-up" se popularizó en los EE.UU. en los años 1940, y, luego, se fue haciendo popular internacionalmente. Fotos o ilustraciones de chicas monas en “apuros” y posiciones sugerentes, que, como no, tuvieron un éxito tan rotundo que no tardaron en utilizarse como reclamo publicitario…
¿A que no sabéis quien es esta chica? ¿Cómo puede ser que no la recordéis? Es la chica que anuncia colonias! que también la han contratado para anunciar pasta de dientes!
Si todavía no caéis…mirad el número 3 aquí de esta misma sección.
TOXICOMERCIAL.
Reparto:
• Jim Carrey (Truman Burbank)
• Ed Harris (Christof)
• Laura Linney (Meryl / Hanna Gill)
• Natasha McElhone
Guión: Andrew Nicol
Fotografía: Peter Biziou
En la caverna platónica, los hombres como Truman o como nosotros, vivimos creyendo que el mundo es tal y como lo vemos. No hay razón para pensar que no sea así. Si ocurre algo que nos lleve a imaginar lo contrario lo sepultamos en el trastero de la memoria.
Algo similar encontramos en el guión redondo y lúcido de Andrew Niccol. También nos reencontramos con esa fantasía recurrente que todos hemos tenido, la de ser únicos, la de que un mundo falso se tramaba a nuestro alrededor.
Estamos ante una comedia. Pero una comedia muy seria.
La televisión es el medio masivo por excelencia, permite audiencias millonarias y simultáneas. “El show de Truman” es un gran retrato sobre el poder de la televisión, sobre sus excesos. Es el reality definitivo. Un hombre crece ante las cámaras, sin saberlo, viviendo una vida manipulada para brindarle a la audiencia emociones reales, auténticas (true man).
La controvertida elección de Jim Carrey para encarnar a este esclavo hertziano no decepciona, ya sea por la dosis extra de valium que le administraron o porque su registro contribuye a la pátina de irrealidad de su mundo ficticio. Sin embargo, alejándonos varios pasos y viendo la obra en perspectiva, no distinguimos en el retrato la imagen de Truman Burbank sino algo más tétrico: la burda comercialización (geniales los mensajes publicitarios que insertan en su vida), la falta de ética de los productores (el demiurgo Christof como paradigma) y, por último, los espectadores cómplices.
A la gente hay que darle lo que pide, dicen como un mantra. ¿Será cierto?Porque yo nunca pedí que rodaran “El show de Truman” y ahora me encanta.
Cuatro o cinco días
Part.1
Hoy el destino ha cargado su arma.
Hay cadenas que recuerdan... tú ya sabes
no es bueno estar solo en la Estación del Amor
ven a verme algún día a la Estación del Amor
La Estación del Amor (Los Coyotes)
Cuatro o cinco días. Ni uno más. No se puede enumerar las cosas buenas y las cosas no tan buenas en una relación y esperar que compensen todos los desastres. De todas maneras la electricidad de las jornadas debe de ser suficiente. La mochila me pesaba demasiado para las horas que iba a pasar allí, bajé en la estación de autobuses y nadie me esperaba. Pensaba que Elena vendría a buscarme.
Como un sacerdote perdiendo la fe, buscando entre el vidrio un reflejo que convierta tu rostro en algo productivo. Tenía un montón de tarjetas en la cartera y algunas monedas que preferí no reservar para tabaco y sí usarlas en la pérdida más improductiva y sociópata de tiempo que se me ocurrió en aquel instante: las fui cogiendo una a una, la mayor parte de los nombres o las empresas no eran ni siquiera un recuerdo borroso en la mente, simplemente eran palabras, rémoras tibias de la vida que trataba de abandonar. Un mal comercial, está claro, si no eres capaz de retener a tus potenciales clientes, me acomodé junto al teléfono de la cafetería y pedí un té, muy largo, precisé, imagino que voy a tomarme mi tiempo: primer número, decoradora de interiores, Ana Pellejero, qué trataría de comprarme esta mujer, ¿vino? ¿mobiliario de oficina? o quizá trataba de vendérmelo, no sé, marqué el número de móvil: ¿Ana Pellejo? Sí, dígame...es usted una puta. Y colgué. Estábamos en precalentamiento, al principio mensajes cortos y después caldearíamos el ambiente con auténticas conversaciones.
Me tomé una caña con José. Llevaba su cámara de fotos y aún guardaba en la memoria digital una instantánea mía entrevistando a Víctor Coyote. Los dos llevábamos corbata y gafas de pasta. Parecía incluso que jugábamos la misma liga de la autenticidad rockera. Me gustó cuando cantó La Estación del Amor, era un buen tema, aún sin los sonidos sintetizados como cuchillas rasgando una pizarra de la versión original. Octavio, yo vine aquí a hacer unas prácticas, a la harinera, había terminado químicas y bueno, parecía un buen sitio para pasar una temporada. Conocí a Olvido una noche de –fiestas de Huesca- y me quedé a vivir. Es una buena historia José, sin duda tiene mejor final que la mía. Estábamos en la terraza del Casino Mercantil. Como cuando Elena me invitó a conocer a Leopoldo María Panero. Lo llevamos a comer, yo temblaba por una mezcla extraña de emociones, no sé si era la cercanía de su cuerpo, abandonado pero inmune al paso del tiempo o era por la presencia del hombre que creía ser Leopoldo María Panero, el que nos había engañado a todos durante años haciéndonos creer que era Leopoldo María Panero. Elena sonreía mientras yo me escapaba a la barra para echar un tiento de vino, la medicación de aquel poeta le impedía acercarse al alcohol y yo temblaba sin él dentro. Panero tenía la boca abierta y si mirabas en el interior podías ver todos los demonios, era curioso, ninguno trataba de escapar, todos se encontraban cómodos en su interior. Le pregunté por Azazel y por Legión y me dijo que no pensaba incluirlos dentro de su reciente tratado sobre la esquizofrenia.
La expresión "pin-up" se popularizó en los EE.UU. en los años 1940, y, luego, se fue haciendo popular internacionalmente. Fotos o ilustraciones de chicas monas en “apuros” y posiciones sugerentes, que, como no, tuvieron un éxito tan rotundo que no tardaron en utilizarse como reclamo publicitario…
¿A que no sabéis quien es esta chica? ¿Cómo puede ser que no la recordéis? Es la chica que anuncia colonias! que también la han contratado para anunciar pasta de dientes!
Si todavía no caéis…mirad el número 3 aquí de esta misma sección.
TOXICOMERCIAL.
Si la religión significa la salvación del hombre, las drogas son la religión del pueblo. Hemos convertido al mundo en una pipa de crack tan infumable que no nos queda otro remedio que el de escaparnos de él como de la peste. En rigor, y en buena parte por culpa de las democracias, de sus políticos y de sus bancos, ya no tenemos a primera vista ni una sola cosa que echarles en cara a los toxicómanos. Infringimos a diario y conscientemente todas las leyes sociales que nos sirvieron ayer para excluirlos de nuestras sociedades. ¿Qué les puede reprochar a los drogadictos el ininyectable Rodríguez Zapatero? ¿Evadirse del mundo? ¿Y Juan Goytisolo, el exilio? ¿Qué les pueden reprochar los inesnifables premios Planeta, la ficción? ¿Y los incomestibles sindicatos, la falta de trabajo? ¿Y la sociedad de consumo, el consumo por el consumo? Para no destruirse por completo, el mundo ha tenido que incorporar en sí a los males de las drogas que hasta hace poco eran lo inmundo mismo. Así lo único que les puede reprochar la sociedad de hoy a los toxicómanos, es que no se manifiesten a favor de que el estado legalice el comercio de las drogas para recaudar más impuestos. Las drogas son a la vez el problema y la solución de la actual crisis de un (in)mundo que ningún extraterrestre conquistaría ni por equivocación.
Programación del Festival Periferias, jueves, 29 de octubre:
Programación del Festival Periferias, jueves, 29 de octubre:
· 20:00h. Diputación de Huesca
CONFERENCIA: FERNANDO SAVATER: "Emociones fuertes"
CONFERENCIA: FERNANDO SAVATER: "Emociones fuertes"
· 22:30h. Auditorio del Palacio de Congresos
HUMOR: CHIQUITO DE LA CALZADA Y JOAQUÍN REYES
HUMOR: CHIQUITO DE LA CALZADA Y JOAQUÍN REYES
Toda la información en http://www.periferias.org/
Jueves 29.10. JUAN SEBASTIAN BAR: dj EXCÉNTRICO (Vall-Usk) / FLOW MICROCLUB: dj CHELIS ( Zgz )
Sin duda, una de las imágenes más ingeniosas que nos ha dejado ya esta edición de Periferias fue la portada del suplemento Muévete, del viernes pasado en el Heraldo de Aragón. Un Frankensjarl! que me descubrió Super-Reverendo (Gracias!):
Hoy, un vídeo del Periferias Fashion Show 2009, encontrado buceando por la red: Detrakamanoli en Periferias Fashion Show, Huesca (Palacio de congresos). Música: "Lunita" Calmita.
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