RED PERIFÉRICA 2009: SE VEN DE · 6#
Sexta entrega de la Red Periférica. E-zine off de Periferias.
No volveré a ser joven
Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.
Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.
Jaime Gil de Biedma.
Entre los setenta y los ochenta se vivió el boom de la industria musical más comercial… que empezó a mover montones y montones de dinero; al igual que pasa ahora con los spots publicitarios donde está el dinero es donde aparecerán los mejores creativos visuales del momento: Había que hacer videoclips impactantes y carátulas que molasen un montón. Si a eso le sumas la inquietud cultural en la que habían crecido los músicos de los 70, y la herencia de modernidad y transgresión que habían dejado los Beatles… Pues te encuentras a grupazos como Pink Floyd, que no sólo trascendían en lo musical, sino que consideraban sus discos desde un punto de vista artístico mucho más completo. Para ello se rodearon de los mejores creativos visuales de la industria del momento (y muy probablemente de la historia): Hipgnosis, que hicieron para ellos varias de las mejores portadas de la historia. El arte de calidad también sabe vender, amigos, y cómo.
Aquí os ofrecemos la acojonante portada de Wish you were here, y la maravillosa imagen del tipo zambulléndose… ambas siempre me han resultado tan impactantes y enigmáticas que no sabéis cuánto me alegra compartirlas con ustedes. Espero que se zambullan en su interior (y no salpiquen nada, como el personaje de la imagen) y fantaseen con el significado que les sugieren instantáneas tan inspiradoras. Arte con mayúsculas, si señor.
Si queréis ver más portadas del grupo (casi todas valen la pena) y un análisis más municioso de cada una de ellas, os invito a que entréis en este enlace: aquí
"Ni previsible, ni manido, sino todo lo contrario"
Titular de la entrevista que el e-zine Serie B dedica a Luís Lles como director del Festival Periferias. Puedes leerla aquí
El último tango en París.
El último tango en París.
1972 · Director: Bernardo Bertolucci
Reparto:
• Marlon Brando (Paul)
• Maria Schneider (Jeanne)
• Jean Pierre Léaud (Tom)
• Maria Michi
Guión: Bernardo Bertolucci y Franco Arcalli
Fotografía: Vittorio Storaro
Música: Gato Barbieri
Hay días en los que apetece ir al cine pero da pereza. Dices, buah, salir ahora, con este frío, me quedo en casa a leerme el listín telefónico. Ahora imaginemos que para ir el cine hubiera que coger el coche, hacer un montón de kilómetros y cruzar la frontera con el pasaporte entre los dientes.
¿Qué movía a tantos españoles a trasladarse al sur de Francia para ver “El último tango en París”? Yo os lo digo: el morbo. La atracción insana por lo prohibido es uno de los trucos más viejos del demonio. Adán y Eva se hubieran montado en un seiscientos, con la fiambrera y la bota de vino, hubieran conducido hasta donde hiciera falta para comer del árbol de la sabiduría. Y poder contarlo luego, claro.
Que nadie espere ver, pese a todo, una panoplia de desempeños eróticos al uso. Entonces, el desnudo frontal de Maria Schneider, su orografía redondeada, su gato acostao, era suficiente. Lo verdaderamente transgresor es que se trata de una película amargamente bella, poética (que es lo mismo que decir áspera y difícil). La fotografía de Vittorio Storaro afina cada rincón de París, mientras el saxo desgarrado de Gato Barbieri lo ilumina.
Película de náufragos, donde no hay sexo sino palabras, rabia, refugio, profanación.
Marlon Brando no interpreta. Marlon Brando es. “Tú no tienes nombre y yo tampoco tengo nombre; no hay nombres” dice.
Despojarnos del nombre es despojarnos de la familia, de las convenciones, de la hipocresía, del dolor antiguo. Es una pasión desbordada en lugar de una hipoteca. Es una salida de emergencia dibujada en la pared.
Religiones baratas (y zapatos de Goma)
Sospecho que el Afroman es el resto inconcluso de algún culto primigenio no extinguido. Oriundo de Ciudad Fatus, en la biblioteca, en la zona de consulta de los libros imposibles, existe un ejemplar del Necronomicón. El Tucán silba en el pasillo, Thor ya es casi de la familia. Acudo a la Iglesia adventista del pastor Sebastián Sarah. Los sorprendo en plena ceremonia de resurrección del profeta Lucién Rébola —otro día hablaremos de Lucién Rébola y sus implicaciones en el acelerador de theremines que dio origen al Proyecto Manhattan. Utilizan canciones de Peret, una versión remix de Ludotech con estructura mántrica. En las pantallas instaladas en el templo no dejan de pasar películas viejas de Blue Demmon. Es lo único permitido. Me relajo, mi percepción se asemeja al impacto catódico de miles de malas comedias de situación. He reseteado mi cerebro, he formateado mis sinapsis, tengo cigarras epilépticas bailando sobre las lijas de mi cuello. Me relajo, me relaja...sólo puedo decir : recitemos todos juntos el credo el pastor, por favor.
LO COMERCIAL, hoy: Jugando con la sensibilidad de la gente.
En los años 80, a los publicistas les dio por manipular los sentimientos de la gente utilizando perros con cara triste como cebo…me refiero a aquellos anuncios de TVE que aconsejaban un uso moderado de la televisión (Quien lo diría ahora, en estos tiempos de la TDT y la televisión por cable) esos anuncios que salía una perra llamada “Pippin” (Que en la realidad era una auténtica perra callejera que encontraron en Londres)
Reparto:
• Marlon Brando (Paul)
• Maria Schneider (Jeanne)
• Jean Pierre Léaud (Tom)
• Maria Michi
Guión: Bernardo Bertolucci y Franco Arcalli
Fotografía: Vittorio Storaro
Música: Gato Barbieri
Hay días en los que apetece ir al cine pero da pereza. Dices, buah, salir ahora, con este frío, me quedo en casa a leerme el listín telefónico. Ahora imaginemos que para ir el cine hubiera que coger el coche, hacer un montón de kilómetros y cruzar la frontera con el pasaporte entre los dientes.
¿Qué movía a tantos españoles a trasladarse al sur de Francia para ver “El último tango en París”? Yo os lo digo: el morbo. La atracción insana por lo prohibido es uno de los trucos más viejos del demonio. Adán y Eva se hubieran montado en un seiscientos, con la fiambrera y la bota de vino, hubieran conducido hasta donde hiciera falta para comer del árbol de la sabiduría. Y poder contarlo luego, claro.
Que nadie espere ver, pese a todo, una panoplia de desempeños eróticos al uso. Entonces, el desnudo frontal de Maria Schneider, su orografía redondeada, su gato acostao, era suficiente. Lo verdaderamente transgresor es que se trata de una película amargamente bella, poética (que es lo mismo que decir áspera y difícil). La fotografía de Vittorio Storaro afina cada rincón de París, mientras el saxo desgarrado de Gato Barbieri lo ilumina.
Película de náufragos, donde no hay sexo sino palabras, rabia, refugio, profanación.
Marlon Brando no interpreta. Marlon Brando es. “Tú no tienes nombre y yo tampoco tengo nombre; no hay nombres” dice.
Despojarnos del nombre es despojarnos de la familia, de las convenciones, de la hipocresía, del dolor antiguo. Es una pasión desbordada en lugar de una hipoteca. Es una salida de emergencia dibujada en la pared.
Religiones baratas (y zapatos de Goma)
Sospecho que el Afroman es el resto inconcluso de algún culto primigenio no extinguido. Oriundo de Ciudad Fatus, en la biblioteca, en la zona de consulta de los libros imposibles, existe un ejemplar del Necronomicón. El Tucán silba en el pasillo, Thor ya es casi de la familia. Acudo a la Iglesia adventista del pastor Sebastián Sarah. Los sorprendo en plena ceremonia de resurrección del profeta Lucién Rébola —otro día hablaremos de Lucién Rébola y sus implicaciones en el acelerador de theremines que dio origen al Proyecto Manhattan. Utilizan canciones de Peret, una versión remix de Ludotech con estructura mántrica. En las pantallas instaladas en el templo no dejan de pasar películas viejas de Blue Demmon. Es lo único permitido. Me relajo, mi percepción se asemeja al impacto catódico de miles de malas comedias de situación. He reseteado mi cerebro, he formateado mis sinapsis, tengo cigarras epilépticas bailando sobre las lijas de mi cuello. Me relajo, me relaja...sólo puedo decir : recitemos todos juntos el credo el pastor, por favor.
LO COMERCIAL, hoy: Jugando con la sensibilidad de la gente.
En los años 80, a los publicistas les dio por manipular los sentimientos de la gente utilizando perros con cara triste como cebo…me refiero a aquellos anuncios de TVE que aconsejaban un uso moderado de la televisión (Quien lo diría ahora, en estos tiempos de la TDT y la televisión por cable) esos anuncios que salía una perra llamada “Pippin” (Que en la realidad era una auténtica perra callejera que encontraron en Londres)
En la campaña de la que hablo, Pippin tenía un dueño medio lelo y empanado delante de la TV, que no le hacía ni caso…y ella terminaba marchándose de casa con una música triste hasta la saciedad, mirando al niño con unos ojos tristes hasta el límite de la tristeza, joder, sólo faltaba una tormenta…
O ese otro anuncio de la campaña navideña de 1989 que salía la perra en un bar, apoyada en la barra, y un simpático camarero (Joven, mono y repeinado) le ofrece algo de comer para animarla (Que la pobre está muy pocha) y acaban juntos tocando en el piano una canción navideña. (No tenía cosas mejores que hacer el camarero que tocar el piano con un perro?)
Como veis, forzando la lagrima hasta el máximo…
Pero ahí no quedaba la cosa, por esa época apareció también el perro “tristón” un peluche de ojos tristes que en su spot publicitario, ( Por lo que alcanzo a recordar, ya que no hay manera de encontrar el video en youtube) El perro salía en un portal, abandonado y con, esta vez si, una tormenta y sonaba una canción que decía: "le han echado, no le quieren, no le dan de comer…"
Así que todas las niñas nos sentíamos fatal si no teníamos uno, y si no, eran las madres las que se enternecían y terminaban por comprarlos, imaginaos, yo tuve tres…
"En los años 90 visto el éxito de anteriores campañas publicitarias con perros, volvieron a intentarlo, y apareció “Pochi”, el perro Pincher Enano que amenazaba con irse pero nunca lo hacía”
DESNUDOS.
Desde que dios echó a Adán y a Eva del Paraíso la indumentaria está ligada al trabajo. Dios es el primer costurero del mundo. Antes y más que del hombre, dios es el dios de la moda. Porque el hombre sin la moda ya no es comprensible para nadie. Con ese gesto de modisto redomado y severo, garantizó dios la relación directa entre la ropa y el dinero. Sin la fe inquebrantable en un dios garante de los patrones divinos, ni una sola de las puntadas que hicieron famosos a Versace, Chanel o Valentino hubiera sido certera. La demostración de la existencia de la deidad se encuentra oculta en las cajas fuertes de sus talleres de costura. Por eso es vergonzoso y anticristiano que el porno sea una de las industrias comerciales más pujantes del planeta. El porno es como tirar la ropa a la jeta de dios, y decirle que se meta una pasarela por su divino y grandioso culo. El porno es el verdadero comercio de los hombres a contrapelo del celestial mandato. La economía moralmente sumergida, y la única creación del hombre es el porno. La verdadera y eterna batalla es la que libra dios contra el porno. Pero mientras se rueden tres calenturientas escenas por cada diseño que salga de las manos de Balenciaga, el hombre está a salvo de la obsesión de dios. Que es destruir al porno, y con eso destruir otra vez a todos los hombres.
Programación del Festival Periferias, miércoles, 28 de octubre:
· 20:00h. Diputación de Huesca
CINE: Sesión ARTERY PROJECT
· 22:30h. Auditorio del Palacio de Congresos
DANZA: DANI PANNULLO DANCETHEATRE COMPANY: “Little Street Pieces”
Toda la información en http://www.periferias.org/
FLOW MICROCLUB: FLOWMENCO con dj JAVIMAR ( Usk )
CINE: THIS IS IT · Multicines Cinemundo · Varias sesiones.
BARRICADA · IES RAMÓN Y CAJAL · 19H.
Hoy se estrena en todo el mundo la película postuma de Michael Jackson (un respeto) así que no podíamos colocar otro vídeo que no fuera el Trailer del film. Ahí va:
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