El pasado 25 de febrero se producía en Huesca una nueva invasión de las hordas Zaragozanas. Los Gandules regresaron a Huesca, según ellos enviados por el mismísimo Alberto Belloch para reconciliar a las dos ciudades aragonesas buscando un objetivo común (por ejemplo Portugal). La pareja, ataviada con sus albornoces y sentados (en ocasiones dejándose llevar y levantándose espasmódicamente) con su inseparable sofá, llegaron para conquistar el Centro Cultural del Matadero con casi tres horas de concierto. Sus geniales charlas e introducciones, la interacción con el público y la sensación de que el grupo está pasando un buen rato contribuyen a crear una atmósfera distendida donde la risa está asegurada. Poco podemos decir ya de la capacidad de estos gamberros para transformar las letras de nuestras canciones favoritas, dando de lleno en el imaginario musical común y trasformándolo en una parodia donde las letras subrealistas en ocasiones e hiperrealistas otras veces desternillaron al público variopinto que prácticamente llenó la sala para la ocasión. Destaca la capacidad de memorizar e interpretar, la rapidez de reacción musical y la continuidad casi milimetrada de sus tonadas, palpable al máximo con su "Década Apestosa Mix". Los Gandules vinieron a Huesca, además de para actuar, para tratar de arrancar el voto popular para conseguir la parrilla de oro, que reivindicaron entre canción y canción y acompañados también de Suzanne Vaga que les acompañó en el escenario en algunas de sus interpretaciones. Gran dosis de risoterapia chepa en una mezcla de Refrescos y Puturrú de Fuá, Bayas Bayas...
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