No los viste en Huesca, ahora los podrás escuchar en cualquier parte de España.
El próximo viernes, 1 de julio, se emitirá a las 16h. en el programa Disco Grande, que presenta Julio Ruiz en Radio 3, el concierto que tuvo lugar en el marco del Festival Internacional de Cine de Huesca en la sala Jai-Alai como tributo a Augusto Algueró, y en el que participaron muchos de los músicos de la escena oscense y zaragozana a modo de "supercombo", y rebautizados como Alguerofilia.
La música de Augusto Algueró es uno de los hilos con los que durante décadas se armó el tejido simbólico de España. Sus sintonías, sus canciones para festivales, sus composiciones incidentales para películas brotaban cada vez que se enchufaba un transistor, se encendía un televisor, o se entraba en una sala de cine. Ayudaron a aupar a la categoría de iconos a figuras como Marisol, Nino Bravo o Concha Velasco. Algueró fue también uno de los compositores que más exitosamente consiguió filtrar las influencias extranjeras, amortiguando su “potencial desestabilizador” e imbricándolas con la tradición patria de las grandes orquestas con vocalista, generando así una forma de easy listening y de canción melódica genuinamente autóctona y de gran calado intergeneracional.
Paradójicamente, Augusto Algueró podría considerarse la Némesis para aquellos melenudos psicodélicos que protagonizaran “Un, Dos, Tres al Escondite Inglés” de Iván Zulueta -a quien el festival homenajeó el pasado año- al representar los valores estéticos de los que el underground hispano abominara. Hoy en día los Brincos son nuestros Beatles, Los Bravos nuestros Stones, Los Ángeles nuestros Byrds…la historia del pop español se ha reescrito, relegando aquellas inocuas “algueradas” a la condición de banda sonora de unos tiempos de ingenuidad y mediocridad cultural.
Este año el combo rebautizado Alguerofilia se impuso un auténtico reto: dar un lustre contemporáneo a la obra de Augusto Algueró. Fue como remodelar la casa familiar, en vez de derribarla para erigir algún ridículo y aséptico chalet. Les acompañaron las videoproyecciones de Héctor de la Puente y como colofón, Paco Clavel nos mostró en su sesión como DJ el potentísimo arma de conciliación estética que es el kitsch.
Y si no, hagan la prueba: cántenle por sorpresa a cualquiera la conocida contraseña “no te quieres enterar….”. Desconfíen de quien, automáticamente, no les responda “ye-yé”.
Gracias a Orencio por la información!
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