El concierto de Madonna en Zaragoza prometía (y ha sido) la cita musical del año en nuestra comunidad. En torno a esta gran cita y sin menospreciar el resto de festivales que se vienen realizando con éxito en todo Aragón, Zaragoza ha estructurado una programación cultural de verano más que destacable y mucho más prolífica e interesante que en años previos (expos a parte). Quede aquí expresado mi reconocimiento a toda esta programación que ha tenido como protagonista principal al escenario de Las Playas, donde se han podido disfrutar grandes actuaciones de propios y foráneos. Esperemos, que como plantean algunos periódicos hoy, esto continúe.
PREVIO CAOS ORGANIZATIVO
El concierto de la gran Ambición Rubia en Zaragoza ha estado plagado de polémica desde el principio. El descenso progresivo del precio de las entradas mosqueó a aquellos que pagaron cifras más que respetables los primeros días que los tickets se pusieron a la venta. El precio, para los que supieron esperar, ha rebasado el 50% de descuento en los últimos días. Incluso en algunos momentos se temió la suspensión del show. Por otro lado, la ubicación del mismo en el recinto de la Feria de Muestras (donde se habían realizado actos de este tipo en otras ocasiones) hacía dudar sobre su correcta organización. Un "huy ya veremos" que tendría que haber servido para poner en alerta a los organizadores. El caos desde el primer momento en los autobuses que accedían al concierto, las largas colas, los retrasos en los transportes, el follón circulatorio en las inmediaciones del recinto, la falta de control en la entrada, la comprobación de que no hacía falta un ticket para acceder a una zona de visibilidad más que buena ó la falta de señalización convirtieron los momentos previos y posteriores al concierto en un claro fallo organizativo que la paciencia y el buen hacer del público convirtieron en algo llevadero. Por su puesto, todo esto se olvidó cuando las luces se apagaron y un gran sillón apareció en el escenario, girando lentamente y sobre el que se aposentaba la gran y maravillosa reina del pop.

EL GRAN ESPECTÁCULO

Seguramente, tras la fatídica y dolorosa muerte del bueno de Jackson sólo existan en el mundo dos o tres grandes espectáculos musicales. U2 y su gira 360 grados, los esporádicos conciertos de Flaming Lips (lejos de una gran popularidad) y la grande del pop Madonna, monstruos del rock aparte. Lo de Madonna es el máximo: cambios de vestuario, bailarines, djs, coches o cuadriláteros de boxeos, pantallas gigantes circulares, espectáculo de laser, emes gigantes plagadas de cristales de Swarovski (más de un millón de libras), un espectáculo redondo lleno de grandes referencias a todo tipo de música popular, superando y haciendo perdurar en el tiempo los grandes clásicos de las últimas tres ó cuatro décadas, haciendo suyos sonidos y melodías que siempre estuvieron allí. Esa ha sido la inteligencia de la música de la gran Ambición Rubia, absorber, transformar y personalizar los sonidos de cada momento.
El espectáculo previo estuvo protagonizado por el dj Paul Oakenfold (uno y trío de ese espíritu santo que conforman el propio Paul, dj Tïesto y Poul Van Dick del trance más popular y las dance music mundial) que lejos de realizar un set redondo se conformó en caldear el ambiente con temas comerciales y populares de la electrónica más previsibles y al mismo tiempo divertida, eso sí, abriendo y cerrando el set con dos remezclas de su sucesora en el escenario. El previo de Oakenfold sirvió, además de caldear el ambiente y servir de perfecto anfitrión, para comprobar que el sonido era perfecto y que todo estaba a punto para el gran acontecimiento.
A las 22:10 minutos se apagaron las luces y los 30.000 espectadores se preparaban para ver un gran espectáculo, entre una mezcla de nervios y ganas de estar atentos a todo. Un gran sillón aparece de espaldas al público y se gira, poco a poco, para mostrarnos la imagen más esperada, una Madonna espectacular para la que no pasan los años, con una de las piernas cruzando el brazo del gran sillón en forma de eme, con esa actitud chulesca y caliente que tanto representa la diva. "Estáis listos?" gritó Madonna al mismo tiempo que en las pantallas veíamos un sexy giñado de ojos. Y sin dar respiro arranca con Candy Shop para concluir con una "Hola Zaragoza" a grito pelado que puso patas arriba el improvisado auditorio.

The Beat Goes On comienza con un enorme descapotable blanco sobre el escenario y Pharrell Williams y Kanye Wes a tamaño gigante en las pantallas de fondo; Human Nature suena después. Die Another Day a modo de videoclip en un interludio que sirve a Madonna para su primer gran cambio de vestuario. Ropa deportiva y sobresaturado de efectos, con Britney Spears en las pantallas, tras un Vogue más que contundente. Con la proyección de figuritas bailongas al más puro estilo del gran Keith Haring arrancaba Into the groove y un Holiday que puso al público patas arriba en uno de los momentos más álgidos del show con parón homenaje a Michael Jackson, moonwalker y fotografías gigantes incluidas (sonaron emotivos acordes de Billie Jean y Wanna Be Startin Something, en lo que se ha convertido en tónica en prácticamente todos los festivales que hemos tenido este verano en Aragón, ese respetable homenaje al gran Rey del Pop). Revisión rockera (guitarra en mano) de Dress You Up. She´s Not Me con Madonna rodeada de bailarinas que imitan las diferentes épocas de la gran diva, a las que desprecia y besa por igual.

Otro de los momentos más intensos del concierto arranca con los primeros acordes del gran hit de la música disco "Last night a DJ saved my life" de Indeep dando paso a la gran (uno de sus temazos y no de su primera gran época), las pantallas se abren a modo de vagón de tren para que todo el elenco, con MusicMadonna a la cabeza desciendan por unas escalinatas interpretando uno de sus hits más bailables, plagado de samples y de poca interpretación musical, un más que programado Music. La versión de Spanish Lesson sonó horrible, acompañada de monjes que paseaban por el gran escenario, Miles Away sigue la tónica en la parte musical más floja del concierto que remonta con una especial revisión de La Isla Bonita, uno de sus grandes temas, que a modo de fanfarria convino con una versión rumana, violines incluidos y con más de 20 personas en el escenario a modo de caravana gitana. La canción You Must Love Me, ganadora de un Oscar por Evita, acústica, desnuda y bonita en una demostración de la gran voz que aún conserva Madonna. En 4 Minutes la rubia canta y baila a dúo virtual con múltiples Justin Timberlake que a modo de pantallas rectangulares inundan la tarima. Like a Prayer en una versión electrónica no pierde ni un ápice y fue el pistoletazo de salida, con un público ya entregado, para la gran fiesta final, después del parón y la gran interpretación de Frozen, dentro de una pantalla de leds circular que dejaba entrever el misticismo del gran videoclip. Ray Of Light guitarra en mano, Give It To Me y su espectacular espectáculo visual nos transportó al desierto de los monegros por unos instantes, para, acto seguido, terminar con una saludo y un gran Game Over que inundaba las pantallas gigantescas para cerciorarse de que el show había terminado (sin bises).

Don´t Stop Til You Get Enough de Michael Jackson despedía al público, que, como pudo, fue abandonando el recinto. Un gran espectáculo audiovisual, físico, toda una alegoría al poder de la gran diva, el ego de una Madonna que siempre parece estar en su mejor momento. Un concierto inolvidable, en el que siempre merece la pena estar, sin duda el acontecimiento musical de la temporada aragonesa. Nos vemos en el siguiente.
PREVIO CAOS ORGANIZATIVO
El concierto de la gran Ambición Rubia en Zaragoza ha estado plagado de polémica desde el principio. El descenso progresivo del precio de las entradas mosqueó a aquellos que pagaron cifras más que respetables los primeros días que los tickets se pusieron a la venta. El precio, para los que supieron esperar, ha rebasado el 50% de descuento en los últimos días. Incluso en algunos momentos se temió la suspensión del show. Por otro lado, la ubicación del mismo en el recinto de la Feria de Muestras (donde se habían realizado actos de este tipo en otras ocasiones) hacía dudar sobre su correcta organización. Un "huy ya veremos" que tendría que haber servido para poner en alerta a los organizadores. El caos desde el primer momento en los autobuses que accedían al concierto, las largas colas, los retrasos en los transportes, el follón circulatorio en las inmediaciones del recinto, la falta de control en la entrada, la comprobación de que no hacía falta un ticket para acceder a una zona de visibilidad más que buena ó la falta de señalización convirtieron los momentos previos y posteriores al concierto en un claro fallo organizativo que la paciencia y el buen hacer del público convirtieron en algo llevadero. Por su puesto, todo esto se olvidó cuando las luces se apagaron y un gran sillón apareció en el escenario, girando lentamente y sobre el que se aposentaba la gran y maravillosa reina del pop.
EL GRAN ESPECTÁCULO
Seguramente, tras la fatídica y dolorosa muerte del bueno de Jackson sólo existan en el mundo dos o tres grandes espectáculos musicales. U2 y su gira 360 grados, los esporádicos conciertos de Flaming Lips (lejos de una gran popularidad) y la grande del pop Madonna, monstruos del rock aparte. Lo de Madonna es el máximo: cambios de vestuario, bailarines, djs, coches o cuadriláteros de boxeos, pantallas gigantes circulares, espectáculo de laser, emes gigantes plagadas de cristales de Swarovski (más de un millón de libras), un espectáculo redondo lleno de grandes referencias a todo tipo de música popular, superando y haciendo perdurar en el tiempo los grandes clásicos de las últimas tres ó cuatro décadas, haciendo suyos sonidos y melodías que siempre estuvieron allí. Esa ha sido la inteligencia de la música de la gran Ambición Rubia, absorber, transformar y personalizar los sonidos de cada momento.
El espectáculo previo estuvo protagonizado por el dj Paul Oakenfold (uno y trío de ese espíritu santo que conforman el propio Paul, dj Tïesto y Poul Van Dick del trance más popular y las dance music mundial) que lejos de realizar un set redondo se conformó en caldear el ambiente con temas comerciales y populares de la electrónica más previsibles y al mismo tiempo divertida, eso sí, abriendo y cerrando el set con dos remezclas de su sucesora en el escenario. El previo de Oakenfold sirvió, además de caldear el ambiente y servir de perfecto anfitrión, para comprobar que el sonido era perfecto y que todo estaba a punto para el gran acontecimiento.
A las 22:10 minutos se apagaron las luces y los 30.000 espectadores se preparaban para ver un gran espectáculo, entre una mezcla de nervios y ganas de estar atentos a todo. Un gran sillón aparece de espaldas al público y se gira, poco a poco, para mostrarnos la imagen más esperada, una Madonna espectacular para la que no pasan los años, con una de las piernas cruzando el brazo del gran sillón en forma de eme, con esa actitud chulesca y caliente que tanto representa la diva. "Estáis listos?" gritó Madonna al mismo tiempo que en las pantallas veíamos un sexy giñado de ojos. Y sin dar respiro arranca con Candy Shop para concluir con una "Hola Zaragoza" a grito pelado que puso patas arriba el improvisado auditorio.
The Beat Goes On comienza con un enorme descapotable blanco sobre el escenario y Pharrell Williams y Kanye Wes a tamaño gigante en las pantallas de fondo; Human Nature suena después. Die Another Day a modo de videoclip en un interludio que sirve a Madonna para su primer gran cambio de vestuario. Ropa deportiva y sobresaturado de efectos, con Britney Spears en las pantallas, tras un Vogue más que contundente. Con la proyección de figuritas bailongas al más puro estilo del gran Keith Haring arrancaba Into the groove y un Holiday que puso al público patas arriba en uno de los momentos más álgidos del show con parón homenaje a Michael Jackson, moonwalker y fotografías gigantes incluidas (sonaron emotivos acordes de Billie Jean y Wanna Be Startin Something, en lo que se ha convertido en tónica en prácticamente todos los festivales que hemos tenido este verano en Aragón, ese respetable homenaje al gran Rey del Pop). Revisión rockera (guitarra en mano) de Dress You Up. She´s Not Me con Madonna rodeada de bailarinas que imitan las diferentes épocas de la gran diva, a las que desprecia y besa por igual.
Otro de los momentos más intensos del concierto arranca con los primeros acordes del gran hit de la música disco "Last night a DJ saved my life" de Indeep dando paso a la gran (uno de sus temazos y no de su primera gran época), las pantallas se abren a modo de vagón de tren para que todo el elenco, con MusicMadonna a la cabeza desciendan por unas escalinatas interpretando uno de sus hits más bailables, plagado de samples y de poca interpretación musical, un más que programado Music. La versión de Spanish Lesson sonó horrible, acompañada de monjes que paseaban por el gran escenario, Miles Away sigue la tónica en la parte musical más floja del concierto que remonta con una especial revisión de La Isla Bonita, uno de sus grandes temas, que a modo de fanfarria convino con una versión rumana, violines incluidos y con más de 20 personas en el escenario a modo de caravana gitana. La canción You Must Love Me, ganadora de un Oscar por Evita, acústica, desnuda y bonita en una demostración de la gran voz que aún conserva Madonna. En 4 Minutes la rubia canta y baila a dúo virtual con múltiples Justin Timberlake que a modo de pantallas rectangulares inundan la tarima. Like a Prayer en una versión electrónica no pierde ni un ápice y fue el pistoletazo de salida, con un público ya entregado, para la gran fiesta final, después del parón y la gran interpretación de Frozen, dentro de una pantalla de leds circular que dejaba entrever el misticismo del gran videoclip. Ray Of Light guitarra en mano, Give It To Me y su espectacular espectáculo visual nos transportó al desierto de los monegros por unos instantes, para, acto seguido, terminar con una saludo y un gran Game Over que inundaba las pantallas gigantescas para cerciorarse de que el show había terminado (sin bises).
Don´t Stop Til You Get Enough de Michael Jackson despedía al público, que, como pudo, fue abandonando el recinto. Un gran espectáculo audiovisual, físico, toda una alegoría al poder de la gran diva, el ego de una Madonna que siempre parece estar en su mejor momento. Un concierto inolvidable, en el que siempre merece la pena estar, sin duda el acontecimiento musical de la temporada aragonesa. Nos vemos en el siguiente.
1 comentarios:
Hola, solo una observación: Ac/dc metio a más personas en el mismo estadio que la Madonna.
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