HUESCA EXISTE

Julio. Llamazares escribió un texto titulado "La lluvia amarilla, 20 años después", para la conferencia que el escritor dio el pasado día 23 de octubre, dentro de la programación de Periferias. Ahora, podemos leer el texto íntegro en la web del festival. Entra directamente en el texto pinchando aquí.

Llamazares en plena conferencia en Huesca.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que Huesca no existe es algo de lo que uno se da cuenta a poco que vacacione fuera de nuestras provinciales fronteras. No hace mucho dije también por aquí que éramos una Barcelona en pequeñín que además copiaba de esa gran urbe casi todos sus defectos y temo que sigue siendo así. Barcelona está cada vez más chunga. Tendrán mucha movida cultural y toda la modernez que se quiera defender hoy con un jersey de rombos, pero eso se les acabará pronto cuando la inversión exterior pase de sus horteradas y de sus políticos (ya es tarde para decir esto pq ya está pasando). Si Huesca al menos tuviese grandes empresas o inversores que quisieran marcharse aún iríamos bien. Porque de la Barcelona de diseñadores y gambas en gabardina sólo hemos tomado la gabardina, pero el culo, por dentro, está más que desnudo. Sólo hará falta un poco de aire para ponernos al desnudo

Anónimo dijo...

Querido viñuales:
Huesca existe, y vaya que sí existe. Es una ciudad estupenda. Sólo tiene un problema: buena parte de sus habitantes son pobres acomplejados que, a fuerza de amarla, la matan.

Dejemos de hablar de Huesca en abstracto, como si fuese una alegoría.

Aquí hay más gente de lo que parece trabajando para el panorama nacional e internacional (¿de verdad alguien cree que ejerciendo determinadas profesiones se puede vivir de lo da este lugar?) y pensando en la ciudad como una plataforma (no como un gueto), que es lo que hace de una ciudad un lugar próspero y ventilado. Pero todos se hartan, porque cuando hacen algo para la ciudad en la que viven, se les vilipendia con ignorancia y se les recuerda que aquí las normas llevan mucho tiempo escritas. Así, muchos finalmente se van.

Otros permanecen porque Huesca es un sitio apacible, tranquilo y bien situado. Pero no participan de la vida social oscense, porque es asquerosa, árida y desagradecida. Porque una buena parte de los oscenses odia lo que no puede comprender, y cualquier voz resuena mucho en una cueva pequeña.

No todo el mundo tiene el culo tan desnudo como crees. Solo que éstos acaban por no sembrar donde saben que nada crece.

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