Reproduzco aquí un artículo aparecido en el Heraldo esta semana. La columna referida a Huesca viene de un artículo que habla del mal momento por el que pasan las salas de conciertos en Zaragoza.
El dinamismo de Huesca la sitúa como capital de Aragón para las actuaciones en vivo
HERALDO. Zaragoza
"Como la noche y el día. Así parece el contraste que ofrecen las ciudades de Zaragoza y Huesca respecto al panorama de los locales de música en vivo. En Huesca hay cada vez más salas y el público responde, lo que parece indicar que la crisis de afluencia a los directos va por barrios. O, mejor dicho, por ciudades.
Salas como Edén, la Jai Alai o el Café del Arte dan una idea de la intensidad con la que la capital altoaragonesa vive la música. A este circuito se han sumado otros bares, como el Juan Sebastian Bar, con conciertos esporádicos de jazz y flamenco, La Botánica, con una oferta de hip-hop y rock, el Microclub Flow, con diyéis en vivo, o Lafarga, que organiza conciertos de grupos locales de vez en cuando.
"Aquí no se nota ninguna crisis", asegura Luis Lles, crítico musical y técnico cultural del Ayuntamiento oscense. Al igual que en Zaragoza, la gente joven no abunda en los directos, pero para Lles es más una cuestión de estilos: "Ahora lo que les gusta es el hip-hop, pero aquí no se programa mucho". Según Lles, las dimensiones de la ciudad también ayudan. Cuando hay un concierto es difícil que su promoción no tenga eco. Ángel Pueyo, guitarrista y cantante del grupo local Esclavos de Vicio, coincide con Lles: "Al no haber tantos conciertos como en Zaragoza, el público no se diversifica". Como músico, Pueyo está contento con la oferta de escenarios, pero advierte: "Aunque a todos nos gustaría tocar más, Huesca es una ciudad pequeña y tampoco hay que saturarla de actuaciones".
Carlos García, dueño de la sala Edén, asegura que su local "siempre se llena, aunque es verdad que ayuda que no cobremos entrada". Pero para él eso es lo de menos: "Desde siempre ha habido una cultura de conciertos. Si tienes a la gente activa, se acostumbran a asistir a música en vivo y salen esperando a ver que hay esa noche", señala. Desde octubre hasta junio, el viernes es el día de este céntrico local que, con más de 12 años de programación, es la sala decana de Huesca.
Los jueves son el terreno del también céntrico El Café del Arte. Desde hace apenas dos meses y medio su cartelera está al cargo del colectivo En Vez de Nada (Javier Aquilué y Orencio Boix). Con propuestas musicales arriesgadas, han logrado en poco tiempo que el público responda. "Digan lo que digan, la gente quiere ver música en vivo", sentencia Aquilúe. "Aquí es difícil arriesgar, como en cualquier otro sitio, pero contamos con bastante manga ancha desde la gerencia del local", asegura. Sobre la comparación con Zaragoza, no ve tan claras las diferencias: "Desde Huesca miramos a Zaragoza con admiración, hay gente inquieta, con iniciativas privadas interesantes, como la sala Reset".
Caldo de cultivo
El gusto por la música en Huesca tiene un caldo de cultivo en festivales como Periferias o la programación del Centro Cultural El Matadero, que están organizados desde las instituciones públicas. Unos eventos que, para Aquilúe, son los que han generado el "gusto por la música" entre los oscenses. A esta labor hay que sumar la programación que llevan a cabo durante todo el año las peñas en la sala Jai Alai. Para Luis Lles, la excepción oscense ha sido una cuestión de "trabajo conjunto" entre Ayuntamiento, asociaciones e iniciativa privada.
Aunque la capital es la referencia, es llamativo el número de espacios de la provincia que se han subido al carro de la música en vivo. La sala Corleone de Sabiñánigo, la Agrupación de Peñas de Sariñena, el Serjos de Monzón o el Café Solanet de Graus tienen también una programación fija".